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viernes, 25 de marzo de 2011

La diferencia de la Tierra, Agua y Abonos en Canarias

Tenemos en Canarias un clima fantástico para todas las plantas, pero también bastantes problemas para su alimentación. Antes de hablar de los problemas y de su solución, quiero explicar algunos principios básicos:






- Las plantas reciben de la tierra a través de sus raíces, agua y minerales. Del aire aspiran CO2 (óxido carbónico) y de todo esto y con la energía solar fabrican materia orgánica que es la base de toda la vida en nuestro planeta.





Los minerales se liberan en la descomposición de las piedras, pero también en el proceso de putrefacción de materia orgánica (plantas y raíces muertas). Los abonos químicos se fabrican de los minerales menos el nitrógeno, que es un alimento muy importante para las plantas. Este elemento existía solamente como gas en la atmósfera; pero las plantas lo necesitan en forma soluble en unión química con Hidrógeno u Oxígeno. Para que el nitrógeno reaccione con otros elementos se necesita mucha energía. En la naturaleza surge esto en las descargas eléctricas (rayos) en la atmósfera.







Tormentas con aparato eléctrico y lluvia siempre son una ligera abonada de nitrógeno y era la condición para la primera formación de aminoácidos en los mares, material básico para la formación de la vida. En la naturaleza las plantas reciben el nitrógeno de la descomposición de toda materia orgánica, de los rayos y en pequeña parte de simbiosis con bacterias. Con la aportación de abonos químicos se consiguen cosechas hasta 7 veces más grandes que bajo condiciones naturales.





El problema es, que por diferentes razones las plantas muchas veces no pueden absorber suficientemente los minerales y el agua del suelo.





La causa principal es la salinidad del suelo (=suma de minerales disueltos) y el grado de acidez (PH) de la tierra. Sobre todo si son elementos dañinos para las plantas como el sodio. En estos casos a veces se marchitan plantas cuando hace calor a pesar de que la tierra está mojada.





En todo esto el hombre puede influir con los abonos químicos (ácidos o alcalinos), con la aportación de Calcio, con un riego adecuado y con la selección de variedades resistentes a la salinidad.







El único alimento para las plantas donde el hombre no puede influir es el CO2. La excepción son los invernaderos, donde en algunos cultivos se aporta gas CO2 para un mejor crecimiento. Según estudios científicos en invernaderos el crecimiento óptimo de la mayoría de las especies de la vegetación actual de nuestra tierra empieza del 0,1 % de CO2 hacia arriba. Esto es el triple de la actual concentración que tenemos en la atmósfera. Más o menos hace 460 millones de años la vida salió del mar y los continentes empezaron a verdecer; la atmósfera entonces contenía 17-veces más CO2 que hoy. Ahora nos queda este pequeño resto de aproximadamente 2700 mil millones de toneladas (2,7 billones toneladas), cantidad que absorbe la vegetación terrestre y marítima en solo 7-8 años.





Si a la larga no se descompondría toda la materia orgánica que las plantas producen, liberando así otra vez el CO2 , en pocos años no hubiera más vida en la tierra. Se supone que la mayor parte de estos mas de 40 billones toneladas que desaparecieron de la atmósfera están hoy en el mar, que contiene 38 billones toneladas de Carbón en forma de H2 CO3 (equivalente a 140 billones toneladas de CO2 ).







Los 5 milésimo por cien que según la opinión oficial del hombre ha aumentado el CO2 de la atmósfera son una cantidad igual a cero (de 0,03 % a 0,035 %). Además el CO2 no se puede medir exacto porque en cada sitio y cada día se obtienen otros valores; en algunos casos estos bajan hasta debajo de 0,01 %. Irónicamente los valores oficiales se cogen hace 3 décadas de la medición en el Mauna Loa en Hawai a más de 4000 metros de altura. Precisamente en ese tiempo aumentó la actividad volcánica en aquella isla.







Canarias también tiene en muchos sitios actividad volcánica, aunque de momento solo por debajo de la tierra. En todos estos sitios tenemos aguas malas para el riego con un alto contenido de carbonato y bicarbonato sódico.





Esto es el origen de todos los problemas que tenemos con las tierras y la alimentación de las plantas en Canarias.





Donde hay vulcanismo, siempre suben gases. Principalmente es el CO2 el que sale por una parte a través de las tierras al aire y por otra parte es absorbido por el agua dentro de las montañas. Estas aguas entonces se hacen ligeramente ácidas y disuelven los minerales, desgraciadamente sobre todo el sodio porque es el más soluble.







Otra cosa que es diferente en Canarias en comparación con los continentes y sobre todo con zonas húmedas (clima templado) es el riego. A falta de suficiente lluvia para lavar las sales hacia el fondo, las tierras regadas cada vez son más salinas si no se aplican cantidades grandes de agua. Además los riegos aquí no son un agua añadido sino prácticamente el total y todo el año si se quiere una vegetación semitropical y frondosa y no un jardín de cactus o desértico.





El fallo más frecuente en muchos jardines es, que se riegan cantidades pequeñas con mucha frecuencia. Estos riegos penetran apenas unos centímetros a la tierra y se evaporan otra vez rápidamente, dejando atrás las sales (minerales) que llevaban. En zona húmeda, por ejemplo Europa central, es el riego correcto porque las capas más profundas están siempre húmedas. En Canarias el fondo está seco y el riego correcto es al contrario, regar con intervalos lo más largo posible (poco antes de que las plantas marchiten), pero con grandes cantidades de agua para que penetre más en la tierra. De esta manera el porcentaje de evaporación es muchísimo menos. En árboles y arbustos, una vez bien enraizados, es suficiente regar una vez cada 12 - 14 días, pero con cantidades entre 40 – 60 litros por metro cuadrado, según plantación.



Como las aguas del riego cambian la tierra, un análisis de esta solo demuestra la situación actual. Para calcular los abonos y resolver problemas a largo plazo, aquí en Canarias un análisis del agua de riego es más adecuado.





Cuanto menos sal contiene una tierra, tanto mejor y mas rápido enraízan las plantas. Para plantaciones nuevas (igual replantaciones) siempre se debe emplear tierra volcánica virgen de las zonas altas que todavía no haya sido ni regada ni abonada. Estas tierras maravillosas contienen todo lo que la planta necesita menos el nitrógeno; éste se debe abonar pronto después de enraizar y en las primeras abonadas siguientes. Más tarde (normalmente en el segundo año) se sigue con abonos compuestos.







Tierra, agua y abonos, la base de la alimentación de las plantas en Canarias y en muchas otras zonas subtropicales es un complejo de muchos factores muy complicados. Apenas se pueden dar consejos generales sino individuales en cada caso y para cada sitio.





Aproveche usted nuestros 50 años de experiencia práctica y científica.

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